Generalmente los últimos días de la semana me encuentro con el refrigerador atiborrado de trastes con sobras de comida, picadillo, pollo, verduras o hasta incluso jamón picado para tortas. La primera opcion habitualmente es hacer un día de sobrinas donde comemos de todo un poquito. pero desde que vivo en México he encontrado que la solución puede ser incluso muy rica y no tienes la sensación de estar comiendo lo mismo otra vez, los famosos tacos fritos.
Medio kilo de tortillas que deben estar muy calientes, que hasta incluso queman los dedos, las sobras de carnes, embutidos o verduras que encuentre, también calentadas, una sartén con aceite para freír y unos cuantos palillos de dientes son todos mis ingredientes. Ponemos una cucharadita del relleno en la tortilla y doblamos haciendo el taco, sujetamos con el palillo para que no se desarme, un truco que me enseño mi suegra y que me ha servido de mucho es, colocar dos tacos en el mismo palillo a modo de que no se abran al momento de freírlos. Freímos en la sartén con aceite, escurrimos en un papel absorbente y tenemos lista la cena. Esto me ha ayudado a no desperdiciar comida y no sentir que estamos comiendo lo mismo otra vez.